Existen distintos tipos de sustancias y métodos de dopaje. La lista de sustancias prohibidas incluye estimulantes, narcóticos, esteroides anabolizantes, diuréticos y hormonas peptídicas y glicoproteicas. Los métodos prohibidos son el dopaje sanguíneo o por transfusión (reinyección de sangre, previamente extraída al atleta antes del esfuerzo, con el fin de incrementar la producción de glóbulos rojos, que fijan el oxígeno, y mejorar así su resistencia), y las manipulaciones farmacológicas, químicas y físicas, entre ellas la toma de diuréticos u otros productos que camuflan en la orina los residuos de las moléculas dopantes tomadas. En otra larga lista figuran sustancias restringidas, como el alcohol, la marihuana, los anestésicos locales, los corticoides y los betabloqueantes.
Al margen de la valoración ética del dopaje, éste tiene consecuencias a menudo muy graves para la salud de los atletas, que corren el riesgo de sobrepasar los límites fisiológicos y de padecer importantes efectos secundarios, tales como problemas cardiovasculares, tensión arterial anormalmente baja o alta, hemorragias internas, desequilibrios endocrinos, lesiones musculares, coma hipertérmico o psicosis paranoide. Hormonas como la testosterona, por ejemplo, provocan una masculinización irreversible y pueden ser cancerígenas; la eritropoyetina, cada vez más empleada por su efecto estimulante sobre la capacidad de oxigenación de la sangre, modifica la viscosidad sanguínea y provoca graves accidentes cardiacos y circulatorios. En cuanto a los corticoides, fragilizan la estructura ósea y favorecen la diabetes.
El análisis de orina es el principal método institucional de control antidopaje para revelar y, en su caso, sancionar la presencia de sustancias dopantes en los deportistas. Ha demostrado ser eficaz en la detección de sustancias exógenas que el cuerpo humano no es capaz de sintetizar, como la mayoría de los estimulantes, narcóticos, esteroides, anabolizantes y diuréticos. Sin embargo, el análisis de orina no precisa la dosificación de las sustancias endógenas y resulta totalmente ineficaz en el dopaje efectuado por autotransfusión de sangre. La clasificación del COI permite el uso limitado de sustancias corrientes (como la cafeína, el alcohol, determinados anestésicos o antiinflamatorios), que también supone dopaje si el deportista sobrepasa el umbral de uso permitido. Debido a los controles antidopaje, cada vez más frecuentes, los deportistas que se dopan prefieren usar productos hormonales (corticoides, esteroides, testosterona o dihidrotestosterona), existentes ya en el organismo y cuya concentración es difícilmente cuantificable en el análisis. Frente al creciente uso de productos y número de métodos dopantes en los deportes de alto nivel, los gobiernos organizan campañas de prevención dirigidas a las federaciones y a los jóvenes deportistas, informándolos de los peligros físicos y de las sanciones, cada vez más severas, a las que se exponen. Además, en las competiciones se han sistematizado los controles, que incluso pueden realizarse sin previo aviso.
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